lunes, 11 de noviembre de 2013

Bloque III Problemas en mi comundad "Incertidumbre en la ciencia actual"


Instrucciones:
a) Imprime la Lectura
b) Lee atentamente el texto
c) Subraya las palabras que no comprendas y búscalas en el Diccionario
d) Responde el Cuestionario que viene al final del texto

La ciencia actual, sin duda, muestra profundas mutaciones. Diversos pensadores cuestionan los postulados tradicionales de la argumentación científica y sus pretensiones de conocimiento universal de la realidad (Jara Males, 1998). Podría decirse que los científicos, lejos de asumir en su trabajo el despliegue de una racionalidad única, utilizan todo el ingenio y la creatividad de los mejores artesanos y de los diplomáticos para negociar con los mundos sociales y naturales, la construcción de representaciones que cumplan las funciones que ellos tratan de alcanzar (Fourez, 1994). Para muchos, los conocimientos de la ciencia se han relativizado, al punto de que pueden concebirse como realizaciones que alguna comunidad científica reconoce durante cierto tiempo (Kuhn, 1975), o como huellas que emergen de un sustrato histórico dinámico, de una matriz cultural generadora de saber (Moreno, 1993). En fin, el conocimiento científico hoy día sufre una crisis profunda, penetrado por grandes regiones de incertidumbre, al punto de que no se puede legitimar a sí mismo (Damiani, 1997).
Surgen nuevos paradigmas, para aprehender realidades cada vez más complejas. Sus creadores visualizan una nueva racionalidad, que mira la realidad total como una ontología sistémica, un orden abierto (Martínez, 1999). El holismo y la ecología profunda dan cuenta de un mundo que es una red de fenómenos vitales interconectados (Spavieri, 1998). Se trata de una nueva perspectiva de la filosofía de la ciencia, una nueva cosmovisión, que aborda fenómenos tan universales y extraordinarios, como el caos, la complejidad y la autoorganización. Existe un creciente aumento en la complejidad tanto en el mundo natural como el social, y un aumento consecuente de la incertidumbre (Bueno Sánchez, s/f). Consecuente con esto, Morin (1994) plantea la necesidad de generar una epistemología de la complejidad para abordar el conocimiento científico actual.
Diversificación y particularización de los caminos científicos
Este conocimiento inmenso, complejo, dinámico, es estudiado desde particulares espacios teóricos, epistemológicos y ontológicos (Spencer, 1975), y desde definidas comunidades científicas con sus particulares paradigmas (Kuhn, 1975). Así, puesto que el pluralismo cognitivo conlleva un pluralismo metodológico (Ortiz, 1995), se hace inevitable la tendencia a la diversificación y a la especialización. Esta especialización conduce a logros en instancias específicas, pero trae no pocos problemas en la comunicación entre científicos de diversas disciplinas y muchas veces de la misma (Morin, 1994). Por otra parte, las teorías derivadas de la investigación científica tienen mas bien una validez histórica, relativa, en el sentido de que en un momento dado una de ellas llega más lejos que las otras en un determinado orden de ideas, pero no en otros, por lo que vale la pena preguntarse si hay que dejar exclusivamente a los especialistas la responsabilidad de determinar cuáles son los conocimientos originales y los problemas que afectan el avance de los conocimientos (Fourez, 1994).
La ciencia requiere, por lo tanto, de una permanente y profunda revisión epistemológica y metodológica a todos los niveles (Martínez, 1999), de la búsqueda de diálogo y puntos de encuentro, al interior de las disciplinas, pero también entre disciplinas (interdisciplinarios) y más allá de estas (transdisciplinarios). Más que guerra de paradigmas, de lo que se trata es de la búsqueda de diálogo entre paradigmas (Sánchez Gamboa, 1995).
Diversificación y complejidad en las ciencias sociales
Los científicos sociales también asumen esta complejidad de lo real y la diversificación de posibilidades teóricas y epistemológicas. En las ciencias humanas pueden coexistir diversos paradigmas, condicionados por las ideologías y los supuestos básicos de las comunidades científicas que los desarrollan (Trevijano Etcheverría, 1994). Una breve muestra de esta diversidad paradigmática aparece en las siguientes clasificaciones de las ciencias sociales: positivista, interpretativa y crítica (Myers, 1997); positivista, postpositivista, teoría crítica y constructivista (Valles, 1997); positivista, interpretativa, crítica y deconstruccionista (Rodríguez Gómez, Gil Flores y García Jiménez, 1999). Y aún se está lejos de agotar las posibles clasificaciones.
Hacia una visión global de las ciencias sociales
Este proceso de diversificación y complejización crecientes, desde cierto punto de vista, ayuda al desarrollo de las ciencias sociales, en tanto favorece el abordaje de nuevos problemas y el acceso a nuevos espacios sociales. Sin embargo, desde otro punto de vista, parece necesaria la construcción de una visión global que implique la búsqueda de puntos de encuentro y desencuentro entre diversos escenarios teóricos y metodológicos y distintas prácticas científicas. Se trata de la generación de marcos referenciales globalizantes, integradores, que permitan calibrar el avance y la fiabilidad de las variadas líneas de desarrollo científico. Las generalizaciones (las teorías, en último término) se hacen indispensables (Hegenberg, 1979) .
Es perentorio, pues, crear visiones integradoras en las ciencias sociales. Ya las ha habido. Weber planteaba que la sociología habría de proponerse lograr la comprensión interpretativa de la acción social en general, a fin de llegar con ella a una explicación causal de su curso y efectos (cit. Schwartz y Jacobs, 1984). Esto es compartido por otros autores (Glasser y Strauss, 1967; Strauss y Corbin, 1994). Las ciencias sociales son un proyecto de comprensión total de los hechos humanos, esos hechos que son influidos y modificados por la actuación y libertad de los seres humanos (Trevijano Etcheverría, 1994). Están ligadas a las posibilidades de transformación y los cambios que exige el mundo actual (Cerda, 1991). Por lo que, en definitiva, reconociendo la complejidad de la realidad social, y la existencia en la misma de diversos niveles (fáctico o distributivo, significativo o estructural-cualitativo: códigos, motivacional, o simbólico intencional: deseos, valores, creencias, intenciones, etc.), se tiende a recuperar el proyecto integral de conocimiento originario de la ciencia social, como articulación de teoría y práctica para la transformación social (Ortiz, 1995). Pero no se trataría sólo de una ciencia categorial, sino de una ciencia interpretativa de carácter empírico que arriesgue hipótesis generales que sirvan, entre otras cosas, para modificar el sentido común (Bouza, 1988). La vida debe ser entendida a partir de la propia experiencia, por lo que las ciencias humanas no pueden pretender la comprensión de la vida a través de categorías externas a ella, sino a través de categorías intrínsecas, derivadas de ella misma (Parra, 1997). En fin, las ciencias requieren de un cambio revolucionario de los supuestos científicos básicos y de los modelos para entender la experiencia y la conducta humana (Martínez, 2001).
Problemas y límites
Más, no se trata de una tarea sencilla. Diversos y difíciles problemas han surgido en el desarrollo de las ciencias sociales: la falta de integración teoría-práctica (Vergara y Gomáriz, 1993), dificultad de generalización y del poder de predicción (Hegenberg, 1979), la carencia de leyes universales (Noya Miranda, 1994), la relación entre la observación y teoría (Chalmers, 1982), la complejidad de los factores en estudio (Hegenberg, 1979), la dificultad de comprender lo cotidiano, cuando la reflexividad de los actores sobre su acción será siempre incompleta (Noya Miranda, 1994), la relación entre la evaluación epistemológica y la transformación de los discursos teóricos (Mallorquín, 1999), la relación entre el conocimiento y el poder, la dificultad para reconstruir la realidad desde el punto de vista del actor (Schwartz y Jacobs, 1984).
De aquí que este reto, en caso de aceptarse, no puede quedar en manos de un pequeño grupo. Se trata de un trabajo colectivo, inmenso, inconmensurable, que requiere ser abordado durante mucho tiempo por múltiples científicos y comunidades de todas partes. Esta multiplicidad de actores y circunstancias podrían ir conformando un sistema reticular, mediante el cual puedan ir progresivamente conformando visiones y procesos interpenetrados y globalizantes.
Cuestionario

1. Subraya la frase que explica por qué se esta cuestionando a la Ciencia y escríbela en la línea
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2. Enumera dos ejemplos de la lectura donde se demuestre porque la Ciencia se encuentra en crisis.
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3. En la línea 26 Morin (1994) plantea la necesidad de generar una epistemología de la complejidad para abordar el conocimiento científico actual.

¿Qué quiere decir con eso?
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4. Enumera dos ejemplos de la lectura que hablen sobre diferentes formas de pensamiento social.
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5. Desde la propuesta del texto, elabora una hipótesis general que fundamente los problemas y límites en el desarrollo de las Ciencias Sociales.
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domingo, 10 de noviembre de 2013

Bloque III Problemas de mi comunidad Lectura Posmodernidad y Ciencia


INSTRUCCIONES:
• Imprime el texto
• Lee y subraya de cada párrafo la idea principal
• Busca en el Diccionario las palabras que no comprendas y escríbelas en tu cuaderno
• Contesta el Cuestionario que aparece al final del texto.

Con el término ‘posmodernidad’ se hace alusión a un conjunto amplio de ideas que tienen aplicación diferenciada en varias disciplinas, como el arte, la arquitectura, el cine, la música y la literatura. Sin embargo, tanto por pertinencia, como por competencia, aquí solo consideraré aspectos de la posmodernidad de relevancia filosófica, política y ética. En este sentido, y del modo más general, la posmodernidad se presenta como una respuesta crítica al proyecto de la modernidad. De allí que el prefijo ‘pos’ deba comprenderse solo en término cronológicos, y de ningún modo teóricos, pues la posmodernidad no se entiende como una forma diferenciada de proseguir el proyecto de la modernidad sino como una ruptura radical con aquel.
La posmodernidad tiene su propia interpretación del proyecto de la modernidad, cuya concreción más exacta la halla en la Ilustración del siglo XVIII. De esta época provendrían las ideas motoras que ayudaron a forjar el mundo de los siglos XIX y XX. El ideal de esta época se caracteriza por una confianza ilimitada en el poder de la razón humana, que se afianza con el progreso científico, tecnológico y social. Hasta las mismas creencias religiosas cambian de faz, deviniendo meras simbolizaciones e interpretaciones sin contenido literal alguno. Se trata de librarse de toda superstición y de toda superchería, para que el hombre devenga, por fin, verdadero artífice de su destino y de su mundo.

Rasgos que distinguen a la modernidad, a saber:

1. El sujeto de acción y de conocimiento es un yo estable y coherente.
2. Este sujeto es racional, libre y universal. La racionalidad le permite tanto conocer el mundo, como decidir la acción correcta en cada caso.
3. El conjunto de los conocimientos logrados por este sujeto es la ciencia, que se caracteriza por ser el conocimiento verdadero acerca del mundo.
4. La ciencia aspira a verdades universales, objetivas y definitivas.
5. La ciencia es el modelo de todas las demás formas de conocimiento. Su indagación recurre solo a la capacidad racional del sujeto, y su única motivación es el logro de la verdad.
6. La ciencia es la base del progreso y del perfeccionamiento del hombre y de sus instituciones.
7. En un mundo racional, no puede haber conflicto entre la verdad, el bien e incluso la belleza.
8. El lenguaje también debe ser racional, es decir, transparente. Su función es la de representar el mundo y comunicar esta representación con verdad, para lo cual debe haber una relación firme entre el lenguaje y la realidad, entre el significante y el significado.

El tema de la modernidad es, pues, el del orden. La razón lucha contra el desorden, la confusión y el caos, tanto en el mundo natural como en el mundo social. Así como en las explicaciones del funcionamiento de la Naturaleza quedan por fuera todos aquellos elementos no susceptibles de indagación racional —como la magia, los milagros, los dioses—, así también en el mundo social se aspira a una uniformidad de sus elementos, extirpándose aquellos que atenten contra el orden establecido por la razón. El orden es, pues, total, y esta totalidad solo puede asegurarse mediante los grandes relatos, esto es, narraciones estándares que una cultura produce acerca de sus propias prácticas y creencias. Instancias de estos grandes relatos pueden ser, en el mundo norteamericano, la idea de que la democracia es la mejor forma de gobierno, cuyo seguimiento no puede sino llevar a la perfección y felicidad del ser humano; en el mundo marxista sería la idea correspondiente del colapso del capitalismo y de la revolución triunfante del proletariado que, a su vez, conducirá también a la perfección y felicidad del ser humano.
Pero debe constatarse con tristeza que la razón ilustrada, junto con un progreso en la ciencia, en la tecnología y en las formas de organización social, trajo también formas nuevas y perfeccionadas de explotación del hombre por el hombre, por las que en un solo siglo murieron más hombres en guerras que en todo el tiempo de la restante historia humana. Símbolo de la barbarie del siglo es el campo de exterminio de Auschwitz, que refuta el optimismo de la razón especulativa. El proyecto de la razón ilustrada de propiciar un progreso en todos los órdenes sufre un estrepitoso fracaso. Los fundamentos de este proyecto quedan cuestionados: no hay un orden total, no hay estabilidad en la realidad, ni en el lenguaje, ni en el sujeto, que se fragmenta y se deshace. Una razón debilitada no puede decidir acerca de lo verdadero, lo correcto o lo justo. No hay instancias adonde apelar para determinar estos aspectos; no hay modelos de conocimiento, no hay modelos de comportamiento, no hay modelos políticos. Los metarrelatos colapsan, diluyéndose en mininarrativas, esto es relatos no de máximos sino de mínimos, no permanentes sino provisionales, no universales sino locales, no necesarios sino contingentes; minirrelatos que ya no garantizan un sentido a la historia —el progreso, la revolución, la salvación— sino la multiplicación de horizontes de sentido en el fin de la historia, no una verdad universal —la ciencia— sino muchas verdades particulares, no un principio de acción —la razón práctica— sino muchas acciones diversas sin correlación necesaria entre sí, no un canon de belleza sino la inclusión de la estética en todos los ámbitos, hasta el punto de que la estetización de la existencia cuenta como único criterio por el cual regir la vida.
Una ambigüedad recorre el discurso de la posmodernidad, pues se halla en tensión entre la constatación de unos hechos que indican el final del proyecto de la modernidad y una propuesta normativa que ayude a rebelarse contra dicho proyecto. En otras palabras, la posmodernidad se presenta como la interpretación de unos hechos que ya están con nosotros, y como un modo de resistir la lógica de estos mismos hechos, proponiendo una alternativa diferente de vida. Es decir, posmodernidad y modernidad coexisten, y la crítica de la primera a la segunda es ante todo una crítica moral, es decir, una llamada de atención sobre los sucesivos fracasos del proyecto de la modernidad y la necesidad de tomar distancia de este proyecto si queremos construir un mundo más humano para todos. En cierto sentido la posmodernidad comparte con la modernidad una noción de bienestar para todos los seres humanos, pero no concuerda con ella en que hay una razón universal que ya sabe de antemano en qué consiste dicho bienestar para cada uno. Más bien, debe reconocerse la pluralidad del mundo, la multiplicidad de valores y de formas de vida, y obrar en consecuencia, sabiendo que mi verdad no tiene por qué ser tu verdad, y mi felicidad no tiene por qué ser la tuya, e incluso de un momento a otro la misma riqueza del mundo me puede ir llevando de una verdad a otra, de una felicidad a otra. Cada uno puede así conocer y ser feliz, pero sin pretensiones, es decir, sin creer que la verdad o el bien tienen fundamentos originarios inconclusos o metas últimas inmutables.
Desde un cierto punto de vista es difícil no estar de acuerdo con algunas afirmaciones del discurso de la posmodernidad. En particular, es muy posible que el proyecto original de la Ilustración contuviese un exceso de optimismo sobre las capacidades de la razón humana. Un llamado de atención en este sentido no parece sobrar, así sea con el tono vociferante de un Nietzsche. Asimismo, es innegable la importancia de reconocer las múltiples posibilidades de vivir una vida humana, haciendo que el conocimiento científico abdique de su posición de privilegio frente a otras formas no cognoscitivas de relacionarse con la realidad. En este orden de ideas, una realidad interpretada desde la estética de la existencia puede ser tan válida y tan enriquecedora como una realidad interpretada desde el conocimiento científico. La aceptación de la inmensa riqueza que esconde el mundo, imposible de reducir a una única categoría, es un logro indudable al que nadie sensato puede oponerse. En la medida en que yo entiendo el discurso de la posmodernidad, no puedo sino estar de acuerdo con estas aseveraciones.

CUESTIONARIO
1. ¿Qué significan las palabras del autor cuando afirma que la posmodernidad rompe con el proyecto de la modernidad?

2. Conforme a la lectura, cuáles son los ideales de la Ilustración del siglo XVIII

3. Analiza el significado de los Rasgos que distinguen a la modernidad y elige tres de ellos para que confrontes los resultados de tu investigación del Bloque 3 relacionados a los temas de la eutanasia, desarrollo sustentable, proyecto HAARP, ingeniería genética, armas biológicas, etc., y concluyas si los resultados se acercan a los rasgos enunciados.

4. ¿Cuáles son los argumentos que utiliza el autor para explicar el fracaso de la modernidad?

5. ¿Qué persigue la posmodernidad?


6. ¿Cuál es la propuesta del autor?