INDICACIONES
b) Lee con atención y responde los
cuestionamientos que aparecen al final del texto
RETOS PARA
ABRIR MERCADOS
Macario
Schettino
Artículo
publicado en el periódico El Universal, el 4 de julio de 2013.
El miedo es
importante en nuestro análisis de por qué no tenemos el país que queremos
porque el mercado es una fuente de miedo. El mercado, el mecanismo que permite
que compremos lo que nos gusta y vendamos lo que se pueda, es inclemente.
Joseph Schumpeter, economista austriaco de la primera mitad del siglo XX lo
llamaba "destrucción creativa". El mercado premia a los creativos,
pero destruye a los demás. Y si usted fue creativo, pero llega alguien más
creativo que usted, lo va a destruir.
Y nosotros
preferimos el "más vale malo por conocido". Si podemos mantenernos
ahí más o menos en una economía rentista, como para qué querríamos arriesgarnos
en una economía de mercado, donde cada día corremos el riesgo de que llegue
alguien más creativo que nosotros y nos destruya.
Y aquí viene
la parte complicada. El éxito del mercado depende de la capacidad que tengan
las personas de asumir riesgos y de entenderse como participantes individuales
de esa competencia. Por eso es tan complicado, porque exige una visión del
mundo que no es natural para los humanos.
Nosotros,
para reducir el riesgo de que nos coman, nos asumimos como parte de una
comunidad que nos ayuda a defendernos. Es natural para los seres humanos
entenderse como parte de una comunidad. No lo es entenderse como individuos. El
individualismo se aprende, el colectivismo viene de nacimiento.
Por eso es
más difícil impulsar acciones que dependen del individualismo, y por eso el
proceso exige generaciones enteras. Uno no pasa del rentismo al capitalismo de
un día para otro.
El proceso
de transformación en la forma de pensar es largo. Es precisamente lo que
Deirdre McCloskey llama la dignidad burguesa, que tarda en construirse un par
de siglos, pero que va a sostener un crecimiento exponencial en la generación
de riqueza de los seres humanos. Es el capitalismo, pues, es el mercado, en el
sentido de la destrucción creativa.
Pero eso es
precisamente lo que el colectivismo rechaza. Descalificamos este proceso
argumentando que se trata de "capitalismo salvaje", de "cada
quien se rasca con sus uñas", que es una visión utilitarista propia del
protestante anglosajón. Y entonces las visiones colectivistas nos sirven de
defensa, sea el conservadurismo católico, o el colectivismo izquierdista. El
caso es que tenemos miedo.
Si queremos
que haya generación de riqueza, y que cada uno tenga una oportunidad igual de
participar en ella, entonces tenemos que abandonar nuestras defensas
colectivas. Más claramente, necesitamos que las empresas puedan quebrar sin que
nadie las ayude; necesitamos que las personas paguen sus deudas, o sean
castigadas por no hacerlo; necesitamos entender que se puede ganar y se puede
perder, y que eso es justo, no el empate obligado, la prórroga recurrente, el
repechaje.
Nos es muy
difícil entender esto. La historia explica por qué, pero no queremos escuchar
razones: lo que tenemos es miedo. Y el miedo no se quita con razones. Y de ese
miedo viven los rentistas: mejor que no se acaben los sindicatos, porque si no,
quién me defiende; mejor que no lleguen los extranjeros, porque van a abusar de
nosotros; mejor ni le muevas, pues.
La creación
de riqueza ocurre porque hay personas que tienen ideas que convierten en
realidad, en bienes y servicios que ofrecen a los demás. Cuando los demás
compran, se generó riqueza. Cuando no, ni modo. Las personas que hacen esto se
llaman emprendedores, y son el motor del crecimiento económico. Si no existen,
no hay generación de riqueza. Hay, si acaso, redistribución. De unos a otros.
De usted a los rentistas, por ejemplo.
Cuando en un
país no hay emprendedores (o hay muy pocos), ese país no genera riqueza. La que
hay se redistribuye. El que tiene poder, obtiene más riqueza. Los que no tienen
poder, aportan riqueza para el que sí tiene. Esos son los rentistas que viven
de usted.
Pero un emprendedor
es alguien que corre riesgos. Puede ganar mucho, o puede perder muchas veces.
Si los jóvenes imaginan su futuro sólo siendo empleados, o consiguiendo un poco
de poder para vivir de rentas, sea como político o como criminal, pues ese país
está condenado al fracaso.
Más
claramente, si usted piensa que México debe crecer más y que debemos distribuir
mejor la riqueza que producimos, entonces la respuesta está muy clara: lo que
necesitamos son más emprendedores y menos políticos. Más empresarios de los que
generan riqueza y menos de los que viven de extraernos rentas.
¿Cuál es la tesis del autor cuando afirma que existe miedo al mercado?
¿Enumera tres argumentos del autor cuando explica cómo funciona el mercado?
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